Sólo pueden ser espectros
canosos,
diminutos cíclopes con los ojos cegados,
transitando desde el discreto
reposo
a la enloquecida y fría prisa,
contada, medida y pesada
por torpes segundos
y sus fracciones:
gotas de clepsidra,
puntos del tiempo
que ya no saben contar hacia
atrás.
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