A pesar de la limitada oposición de la vara de la trompa y la piedra, domina la verticalidad y el reluciente metal que impone su tamaño y luz. En apagado plano, la tubería sigue el mismo eje, gris en presencia y sonido, superado por la potente armonía exteriorizada de los instrumentos, su metálico sonar es limitado y accidental, inmóvil tras el elegante y animado paso de la banda.
A pesar de la limitada oposición de la vara de la trompa y la piedra, domina la verticalidad y el reluciente metal que impone su tamaño y luz. En apagado plano, la tubería sigue el mismo eje, gris en presencia y sonido, superado por la potente armonía exteriorizada de los instrumentos, su metálico sonar es limitado y accidental, inmóvil tras el elegante y animado paso de la banda.
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